Por último, debes saber que existen ciertas obligaciones para los dueños de gatos.

La primera obligación es la más universal: Todo propietario tiene obligación de brindar los cuidados básicos a su gato. Cada administración lo interpreta de forma diferente, pero en general las autoridades reconocen que todos los gatos deben estar correctamente alimentados y cobijados, y que los propietarios deben vacunar y desparasitar a su animal. De no ser así, podrían ser denunciados por maltrato. Estas obligaciones sanitarias deben quedar reflejadas en una cartilla legalizada, que acompañará a tu animal a donde vaya. El modelo oficial en la U.E. es el Pasaporte para Animales de Compañía, que por supuesto es el que usamos en Kavuré.

Todos los propietarios de gatos tienen también la obligación de asumir la responsabilidad de los actos de su animal. Cualquier desperfecto o accidente que ocasione quedarán a cargo de su propietario. Si no tienes el respaldo de un seguro, deberás costear de tu bolsillo los gastos. Por ello, aunque no es estrictamente obligatorio, existen numerosas recomendaciones de contratar seguros de responsabilidad civil para tu mascota. Algunos seguros de vivienda incluyen una responsabilidad civil básica para animales de compañía que residan habitualmente en ellas. Muchas compañías ofrecen seguros específicos de responsabilidad civil, accidentes, gastos veterinarios, etc. Nosotros ofrecemos los seguros de Mussap, que siendo muy económicos, gracias a los convenios con VeterSalud, cubren una gran cantidad de supuestos (atención veterinaria, accidentes, responsabilidad civil, pérdida, robo…). A mayores, puedes contratar VitalPlan plus, que es la suma de VitalPlan y un seguro de Mussap, posiblemente la opción más completa.

Elijas la compañía que elijas, presta mucha atención a la letra pequeña, ya que algunas aseguradoras cubren diferentes supuestos solamente si tu gato está al día de vacunas, identificación, etc. Incluso en algunas ocasiones, las aseguradoras exigen chequeos de salud anuales para dar validez a las coberturas del seguro. Aunque no es obligatorio, sí que es muy recomendable identificar fehacientemente a tu mascota. El único medio legalmente reconocido es el microchip o transponder colocado por un veterinario autorizado, como somos nosotros. La implantación del microchip es un sencillo pinchazo, seguido de un trámite para dar el alta del mismo en la base de datos autonómica (REGIAC). Este organismo emite un carné al cabo de unos meses, que demuestra que tu gato cumple con esta norma. Debes llevar esta identificación (o el correspondiente justificante, mientras no recibas la tarjeta) allí a donde vaya tu animal. Solamente las personas mayores de edad pueden ser titulares de la propiedad de un gato.

La última obligación que tienes con tu gato es en el momento final. Cuando tu amigo fallezca, tienes la obligación de dar fin a sus restos de forma segura. La ley prevé dos posibles soluciones. La primera es el enterramiento en finca privada, alejado de cursos de agua subterránea y preferentemente acompañado de cal viva. Si dispones de estos medios, puedes dar descanso a tu amigo de esta forma. La otra solución es la incineración, que puede ser colectiva (sin posibilidad de recoger las cenizas) o individual. En Kavuré prestamos estos servicios cuando surja la triste necesidad de emplearlos.

Viajar con tu gato:

Si vas a viajar con tu gato, hay varios requisitos que debes tener en cuenta.

El primer requisito común a prácticamente todos los destinos es que tu gato esté acompañado de su correspondiente pasaporte sanitario, en donde figure que está correctamente identificado con microchip y al día de sus obligaciones sanitarias, con los correspondientes sellos oficiales veterinarios. Las obligaciones sanitarias varían en función del lugar de destino, pero por lo general son una vacunación antirrábica con cierta antigüedad (de uno a seis meses; en algunos países incluso exigen prueba de anticuerpos inmunizantes 6 meses antes del viaje), una adecuada desparasitación interna y en determinadas zonas, también una adecuada desparasitación externa.

En segundo lugar, para viajar al extranjero siempre se exigirá un certificado oficial de viaje, sellado y firmado por tu veterinario habitual. En él se reseña que el animal no manifiesta ningún motivo de salud que le impida viajar, como una enfermedad incipiente o transmisible, debilidad, problemas de conducta u otras alteraciones. En este mismo certificado también se suele hacer constar las fechas de las últimas vacunaciones y desparasitaciones. El certificado de viaje debe recibir el visto bueno del Colegio Oficial de Veterinarios, y según el país de destino, también debe ser ratificado por el Ministerio de Agricultura o incluso recibir otro tipo de apostillas oficiales. No dudes en solicitar información actualizada en la embajada o consulado del país de destino, ya que las normas son muy variables.

En caso de viajar en tu coche, deberás cumplir las normas de tráfico aplicables al viaje con animales. Es obligatorio contener a tu gato con una sujeción física homologada que impida que alcance el asiento delantero (red, reja, trasportín).

Si usas un transporte colectivo (tren, autobús, avión), deberás informarte en tu compañía de transportes acerca de los requisitos que te exigen para poder llevar a tu gato en el vehículo (características del trasportín, límites de tamaño o peso, viaje en cabina o en bodega…). Para viajes largos, es enormemente recomendable que dispongas de un par de empapadores por si tu gato necesita orinar, un bebedero portátil, y comida blanda muy sabrosa para asegurarte de que le resulte sencillo comer durante el viaje. Además, suele ser conveniente sedar a tu gato para que el viaje se haga más llevadero para él, para ti y para los demás pasajeros.

Por último, ten en cuenta que puede haber requisitos para poder regresar con tu gato a territorio español. Normalmente son aplicables si viajas al extranjero por bastante tiempo (más de un mes, por lo general). Lo habitual es que tengas que actualizar el pasaporte con las vacunaciones o desparasitaciones aplicadas durante la estancia, y conseguir un nuevo certificado de viaje expedido por un veterinario en el país de destino. Si el viaje es de menos de un mes, el certificado de viaje usado para la ida suele servir para la vuelta, pero esto varía en función del lugar de destino.