Una buena alimentación es la base de una buena salud, tanto los perros como las personas somos lo que comemos. Un perro bien alimentado es un perro sano.

Piensos:

La solución más práctica para alimentar a tu perro es el pienso, alimento seco en croquetas. En el mercado existen una amplia oferta de ellos, pero no todos son recomendables. Los mejores son los piensos de gama alta (piensos Súper Premium) que encuentras solamente en tiendas especializadas y clínicas veterinarias. Marcas de piensos de alta gama como Specific, Hill’s o Advance cubren perfectamente las necesidades de tu mascota en cada etapa de su vida, brindándole lo necesario para desarrollar una óptima salud, y sin que les sobre nada. Son piensos con minuciosos estudios científicos a sus espaldas, que se adaptan a la perfección a las necesidades de cada animal. Aunque son de elevado precio, son concentrados, por lo que tu perro comerá una cantidad reducida de ellos. Usando piensos de alta gama tu perro tendrá un pelaje sedoso y brillante, su aliento olerá poco y sus heces serán pequeñas, duras y poco olorosas. Los piensos de alta gama son tan beneficiosos para la salud de tu mascota, y tienen tan bajo consumo, que a la larga suponen un ahorro. Además, con el VitalPlan, te beneficias de descuentos en su compra.

Es importante que tengas en cuenta que la alimentación casera (la comida de personas) NUNCA va a nutrir correctamente a tu perro, y que muchos de los piensos económicos que se encuentran en supermercados no son recomendables para una alimentación a largo plazo. Con piensos de baja calidad, el pelaje es mate y áspero, el aliento huele muy fuerte y las heces son blandas, abundantes y apestosas. Además, como no nutren adecuadamente, el consumo de pienso es elevado, y acaban por salir caros. Todo lo contrario a los piensos Súper Premium.

Los piensos tienen un cuadro orientativo en el envase para que sepas la cantidad aproximada que tu perro debe comer al día. No es bueno que tu perro coma sólo una vez al día, ya que puede tener problemas estomacales serios, y no asimilará adecuadamente la comida. Lo ideal es que se la des repartida en tres tomas diarias (desayuno, comida y cena). Debes tener unos horarios regulares en sus tres comidas, para generar una rutina que te ayudará también en su futura educación. En cada comida, que tu perro tenga disponible el pienso unos 10 o 15 minutos como mucho. Pasado ese tiempo, retírale el comedero y devuelve al saco lo que sobrase. Así controlarás si estás dándole la cantidad adecuada, y fomentarás que tu perro coma de forma ordenada y disfrute del momento de comer. También es bueno que parte de la ración diaria (¡o toda!) se la administres, en vez de en el comedero, mediante ejercicios de olfato, juegos de habilidad u otras formas imaginativas, para mantenerle estimulado y activo.

Los perros se diferenciaron de sus ancestros lupinos, carnívoros, al adaptarse a una dieta omnívora. Esto quiere decir que los perros digieren perfectamente los cereales y otros productos vegetales. Pero debido a sus orígenes, los perros no tienen necesidad de variar de alimento. Los que tenemos necesidad de variar somos los humanos, que somos omnívoros. Un perro puede estar comiendo el mismo pienso toda su vida, y no echará de menos nada. De hecho, los cambios de pienso pueden suponer una alteración digestiva, por lo que siempre que hagas un cambio de alimento, debe ser gradual. Si no lo haces así, es frecuente la aparición de diarreas, vómitos u otros problemas digestivos.

Tu perro siempre debe disponer de abundante agua fresca. Es bueno que haya varios bebederos en casa, y que siempre estén llenos y limpios.

Alimentos húmedos:

La mayoría de los fabricantes ofrecen también alimentos húmedos en lata o tarrina. Al igual que pasa con los piensos, las diferentes gamas ofrecen calidades muy diferentes, entre las que las gamas altas son las más recomendables, y sólo se encuentran en tiendas para animales y clínicas veterinarias.

Los alimentos húmedos suelen ser más sabrosos que los secos, pero no satisfacen la necesidad de masticar de los perros. Además, pueden provocar problemas de sarro y halitosis, y pueden favorecer la obesidad. Por todo ello, las latas y tarrinas no deben ser usadas como único alimento salvo en casos muy concretos.

En muy pocas ocasiones la opción de la alimentación húmeda es la más adecuada: perros con trastornos de la alimentación, sin dientes o incapaces de masticar… De esta forma, las tarrinas o latas serán por lo general un complemento o un sustituto para parte de la ración diaria de pienso de tu perro. En las ocasiones en las que introduzcas alimento húmedo, deberás restar la parte proporcional de pienso seco de la ración diaria de tu perro.

Dieta cruda:

La conocida como alimentación BARF (acrónimo en inglés de “Comida Cruda Biológicamente Apropiada”) consiste en alimentar a los perros con una mezcla de alimentos crudos similares a lo que sería la dieta de un perro en estado salvaje. Una dieta BARF bien diseñada es saludable y sabrosa. Puede usarse como única fuente de alimento, o combinarse con piensos secos de gama alta.

La típica dieta BARF se compone de unas tres partes de huesos con abundancia de carne y tejidos blandos (espinazo, costilla sin limpiar…) y una parte de mezcla de verduras, frutas, huevos, visceras y otras sustancias. Ningún ingrediente debe ser cocinado en absoluto, por lo que deberán haber pasado todos y cada uno de los correspondientes controles de calidad. Es particularmente importante que los huesos estén crudos, ya que la cocción o el cocinado provoca que se deshidraten y se astillen, siendo peligrosos para tu perro.

Sin embargo, alimentar a tu perro exclusivamente con dieta BARF suele requerir unos conocimientos bastante precisos de nutrición canina para poder equilibrar adecuadamente la ración diaria, además de un cierto tiempo para preparar las mezclas. El desembolso económico también puede ser importante, y podría darse el caso de que se intente ahorrar usando ingredientes de baja calidad, lo que arruina la filosofía de la dieta BARF y sus beneficios. Algunos perros no se adaptan adecuadamente a este tipo de dieta, por lo que los perros alimentados con BARF deben ser revisados periódicamente. Debido a estos inconvenientes, no se suele recomendar la alimentación cruda como opción única, salvo para propietarios con alto poder adquisitivo y con disponibilidad de tiempo para planificar, formular y elaborar la dieta de sus perros, y mantenerlos convenientemente revisados.

Existe la posibilidad de adquirir bloques congelados de dieta cruda por internet, con ingredientes de calidad, aunque no todas las casas que los comercializan ofrecen por el momento el respaldo de nutricionistas ni veterinarios.

Golosinas

Aparte de su dieta, existen multitud de golosinas para perros, que pueden dar felices momentos a tu mascota si las usas con criterio: Palitos, gominolas caninas, galletas, huesitos de piel, salchichas, patés… No debemos abusar de todo esto, pensemos que en su mayoría tienen un elevado aporte calórico, y son muy excesivas en sales y grasas. No pasa nada por darle de vez en cuando un bocadito, pero sin llegar al exceso, o perjudicaremos su salud.

Es recomendable que dispongas de una cierta cantidad de golosinas a la hora de pasear a tu perro o cuando trabajes su educación. Pero eso sí, debes usarlas con mucho criterio y debes ser muy “tacaño” a la hora de darlas. Resérvatelas como herramienta educativa para premiar las buenas conductas, y nunca las des “al azar”.

Ten en cuenta que al llevar “chuches”, suscitarás el interés de otros perros. Nunca des golosinas a perros que no sean el tuyo sin el permiso de su propietario, y no aceptes que otras personas premien a tu perro sin tu permiso.

En el mercado hay golosinas para perros con propiedades beneficiosas. Existen mordedores para la higiene dental con sustancias que ayudan a combatir el mal aliento y la placa. También tienes galletitas hipoalergénicas o bajas en calorías, o golosinas enriquecidas en vitaminas, minerales o sustancias beneficiosas.

Las golosinas de personas están estrictamente prohibidas. El azúcar es perjudicial para los perros, pudiendo causar problemas oculares y metabólicos. El chocolate es tóxico para su hígado, así como muchos de los colorantes y saborizantes ampliamente empleados en dulcería. No le des dulces de personas a tu perro o corres el riesgo de causarle daños serios.

Desperdicios:

Los desperdicios no son adecuados para tu perro. Ni las visceras, ni las cabezas y patas de pollo, ni los chuscos de pan seco, ni las sobras de comida humana no consumida, ni otros productos de dudosa salubridad. Hoy en día permanece muy arraigada en algunas personas la idea de que los perros son “cubos de basura” que pueden consumir cualquier cosa y que con eso están suficientemente alimentados. No hace falta decir que este tipo de dieta acarreará numerosos problemas de salud a tu mascota, además de darle un olor y aspecto desagradables.

El pan es perjudicial para tu perro, por el exceso de hidratos de carbono que contiene. Existe la creencia de que el pan duro limpia los dientes, y es todo lo contrario. En cuanto contacta con la saliva, el pan forma una masa que se pega a los dientes y provoca halitosis, sarro y caries.

Aprovechamos para comentar que los huesos no son golosinas. No hay ni necesidad ni obligación de dar huesos a nuestro perro. Culturalmente, se nos inculca que son el entretenimiento ideal para un perro, y en base a esto, muchos artículos para perros se fabrican con forma de hueso o con la imagen de un hueso: placas identificativas, comederos, cunas… La realidad es que la mayoría de los huesos pueden ser peligrosos para tu mascota, en especial si se cocinan. Nunca debes permitir que tu perro coma huesos cocinados que le quepan dentro de la boca, ya que puede tragarlos enteros, o astillarlos y sufrir lesiones en la cavidad oral o perforaciones del aparato digestivo. Además, aunque los mastique adecuadamente, el exceso de mineral procedente de los huesos en las heces puede hacer que se endurezcan demasiado y formen “cemento” en el intestino grueso, que se endurece hasta formar piedras antes de ser expulsado, y puede provocar obstrucciones peligrosas para la vida de tu perro. Como mínimo le causarán un doloroso estreñimiento.

Una opción es dar a tu perro de vez en cuando un hueso fresco de gran tamaño, sólido y firme, que no pueda tragar, solamente limpiar y roer. Los huesos de rodilla o caña de ternera cumplen estos requisitos. Vigila cuando lo tenga limpio, para retirárselo y evitar que lo desmenuce en trozos que pueda tragar enteros. La dieta BARF incluye huesos, pero con características y acompañamiento adecuados.

Alimentos prohibidos:

Cebolla y Ajo: Pueden provocar anemia repentina, a veces mortal. Incluso en pequeñas cantidades, el daño que hacen es progresivo.
Uvas y Pasas: Contienen una sustancia altamente tóxica para los perros. Provoca fallo renal, vómito intenso, letargia, depresión y muerte. 
Frutos secos, Huesos de fruta, Semillas: Pueden ser muy tóxicos, incluso mortales, por su contenido en cianatos, alcaloides, fósforo… 
Brócoli y Coliflor: Contienen isocianato, que puede causar irritación gastrointestinal. Algunos perros la toleran, pero es un riesgo darlos. 
Cítricos: Tienen aceites esenciales irritantes para el tubo digestivo canino, y además pueden causar síntomas neurológicos. También son peligrosos los zumos, cosméticos, lociones. con extractos de cítricos. 
Huevo crudo: Tiene avidina, una sustancia que impide que tu perro asimile la vitamina B, provocando problemas cutáneos y metabólicos. Además, puede contagiar la salmonelosis u otras diarreas a tu perro. 
Lácteos: De cachorros pueden digerirlos bien, pero de adultos no. Pueden provocar diarreas, gastroenteritis, pancreatitis, daño hepático, alergias, etc. Algunos quesos son particularmente tóxicos en perros. 
Tocino, Manteca, Grasa concentrada: Aparte de provocar obesidad, pueden dañar de forma aguda el hígado o el páncreas de tu perro. 
Chocolate, Café, Té: Tienen substancias (teobromina, cafeína, teína) que en perros causan inquietud, jadeo, insomnio, taquicardia, temblores, convulsiones, vómitos, diarrea, hemorragias y daños en el hígado. ¡Ojo! También las hay en refrescos de cola, bebidas energéticas, dulces. 
Alcohol: Tiene los mismos efectos nocivos que en las personas, pero basta con cantidades menores ya que los perros no lo metabolizan bien. 
Azúcar y Dulces: El perro metaboliza muy mal el azúcar, que le causa con facilidad pancreatitis, diabetes, ceguera, daños renales, caries, obesidad. Nunca debes darle azúcar pura ni alimentos ricos en ella. 
Pan, Galletas y Harinas: Suponen un exceso de azúcares, y además son la principal causa de sarro, halitosis y caries en perros.
Sal: Aparte de provocar sed y exceso de orina, en exceso puede causar diarrea, vómitos, depresión, temblores e hipertermia.
Bicarbonato: Puede provocar espasmos musculares y fallos cardiacos. 
Edulcorantes artificiales: Presentes en productos dietéticos, dulces, chicles, dentífricos. Pueden dañar severamente el hígado de tu perro. 
Suplementos para personas: Vitaminas, complementos nutricionales. Son para personas, no para perros, y pueden resultarles tóxicos.
Comida para gatos: Es inadecuada por su exceso en aminoácidos y sales, que pueden dañar el hígado y los riñones de tu perro.

Obesidad:

El problema de salud más frecuente en perros domésticos es la obesidad. No debemos engañarnos; se trata de una auténtica epidemia mundial y es un problema sanitario muy serio. Por motivos culturales, es muy habitual que se valore positivamente cuando un perro tiene sobrepeso, pero esto jamás es beneficioso para la salud de tu mascota. Un perro obeso jamás va a ser un perro sano.

La obesidad va acompañada de un sinfín de problemas, desde artrosis a diabetes mellitus, pasando por enfermedades cutáneas, cardíacas, etc. Cuanto más tiempo transcurra tu mascota en estado de sobrepeso, más probabilidades tiene de contraer estas enfermedades, que pueden comprometer su salud e incluso su vida.

¿Cómo puedes saber si tu perro tiene sobrepeso?

Un perro “en forma” tiene una cintura reconocible cuando se mira desde arriba. Además, sus costillas no son visibles a simple vista, pero con sólo apoyar los dedos suavemente, puedes tocarlas sin dificultad. Lo mismo con los huesos de su cadera.

En un perro con sobrepeso, la cintura apenas se aprecia desde arriba. Si buscamos las costillas o los huesos de la cadera, tenemos que hacer un esfuerzo para localizarlos. En este estado, el perro comienza a tener fatiga crónica, dificultades respiratorias y circulatorias, y comienza a deteriorarse su estado metabólico.

En un perro obeso, la cintura desaparece totalmente, e incluso el cuello pierde su definición. Las costillas y los huesos de la cadera son totalmente ilocalizables debajo de la capa de grasa cutánea. Cualquier perro en este estado requiere de un chequeo periódico, ya que probablemente su salud esté en riesgo.

En el extremo contrario, tu perro estará demasiado delgado si ves sus costillas a simple vista. Esto puede ser normal en algunas razas, como galgos o pinschers. Un perro que pase hambre mendigará, robará comida o comerá cosas inapropiadas.

Debes prevenir que tu perro caiga en la obesidad. Asegúrate de que su alimentación es la correcta en cantidad y en calidad, y controla su peso y su estado corporal con regularidad. Puedes venir a nuestra consulta todas las veces que quieras para hacer estos controles; la báscula de la sala de espera está a tu disposición. También es muy recomendable que tu mascota haga algo de ejercicio regularmente; al menos uno de sus paseos diarios debe ser largo.

Hay razas especialmente predispuestas a la obesidad, así como algunas situaciones orgánicas (animales castrados en la edad adulta, etc.). En estos casos, el control por tu parte debe ser más intensivo para evitar que aparezca el problema.

Si aun así tu perro se vuelve obeso, no desesperes. En primer lugar, consúltanos para que te asesoremos y podamos controlar el proceso de adelgazamiento. Existen multitud de estrategias y de piensos específicos para ayudar a tu amigo en su recuperación, que son totalmente satisfactorios para él, y que corrigen muchas de las alteraciones producidas por la obesidad. En unos meses, con voluntad por tu parte y con nuestra ayuda, tu perro puede recuperar su silueta y su salud.

Tu perro come lo que tú le des. Tú eres responsable de su alimentación, y de su estado alimentario. Si te excedes en la cantidad de pienso o golosinas, no le haces ningún favor. Si eliges un pienso de baja calidad o una dieta casera, asegúrate de chequear su salud habitualmente.